Leopoldo Puchi: Las dos oposiciones

 De los datos políticos, un punto que vale resaltar es lo que corresponde a la votación del sector de la oposición que participó en las elecciones, ya que nuevamente se han expresado dos sectores de la población opositora con políticas diferenciadas


Los resultados numéricos se prestan para escudriñar desde distintos ángulos las tendencias electorales, interpretar su significo político y hacer prospectiva.

De los datos políticos, un punto que vale resaltar es lo que corresponde a la votación del sector de la oposición que participó en las elecciones, ya que nuevamente se han expresado dos sectores de la población opositora con políticas diferenciadas, al igual que en 2018.

En ambas ocasiones su votación ha estado por el orden una tercera parte de los votos emitidos. Las organizaciones y el liderazgo del segmento no han logrado arrastrar a la otra porción, bastante mayor, de electores de oposición, que no concurrió al proceso.

Si se toma en consideración que en las elecciones parlamentarias un promedio de 35% no participa y que hubo un 30% de participación el 6 de diciembre,
puede estimarse en torno a 35% el segmento de quienes pudo esperarse su participación, pero no lo hicieron. De ese 35%, no todos votan por la oposición,
pero una porción importante sí lo haría, tal vez un 25%.

PARTICIPACIONISTAS

Pudiera decirse que la votación del segmento de oposición que participó en las parlamentarias es pequeña para las circunstancias, pero no se puede desestimar su significado y potencialidades políticas de mediano plazo.

Ahora bien, éstas potencialidades solo podrán desarrollarse a condición de que esa corriente, por el momento incipiente, logre constituirse como una tendencia con su propia identidad, capaz de generar confianza en la honestidad de su objetivos y seguridad en cuanto a la reciedumbre de sus pasos. Para este fin, tienen a su disposición la condición de nueva fuerza parlamentaria, que brinda un escenario de debate y acción política.

De constituirse como corriente, pudiera pensarse entonces que tendría la capacidad con el tiempo de aglutinar a su alrededor al conjunto de sectores de
oposición, incluyendo a quienes han adoptado la abstención electoral como comportamiento político. De partida, tienen una base de votos y una pequeña fracción parlamentaria.

De no ser así, es decir, de no lograr que ese segmento de las organizaciones y del liderazgo opositor se constituya como una auténtica corriente, cumplirían tan solo el papel de simple comodín político intrascendente.

PODER DUAL

Por el momento, la emergencia de ese segmento, independientemente del volumen de votos, ha contrariado la estrategia de cambio de gobierno puesta
en marcha por Washington desde el momento que se decidió no firmar los acuerdos de República Dominicana.

El esquema diseñado consistía en el derrocamiento, en lugar de la alternancia por medio de elecciones, por lo que se optó por el llamado a la abstención en
las presidenciales de 2018, a la espera del vencimiento del período presidencial de enero de 2019, cuando se da inicio a la “Operación Libertad” y a la estrategia de poder dual y sanciones.

Al cabo de dos años, puede concluirse que el flujograma de las acciones que se encadenaron para alcanzar el objetivo de deponer a Nicolás Maduro de la presidencia fracasó y el capítulo está por cerrarse con la elección de un nuevo presidente en Estados Unidos, pero todavía no ha sido redefinida una nueva
estrategia, por lo que la política de abstención adoptada para estas elecciones ha sido una continuación inercial basada en los mismos parámetros de la “Operación Libertad”.

UNIÓN EUROPEA

Ahora bien, en lo interno, ni el liderazgo opositor que ha adoptado en diversas oportunidades la estrategia de derrocamiento o se ha plegado a ella, ni el
segmento de la población que le ha servido de soporte han dejado de existir a consecuencia de los reveses sufridos.

Pero es posible que el sector “participacionista”, de lograr constituirse como corriente política, logre persuadir y encauzar bajo su impulso a quienes hasta ahora se han inclinado más por la vía insurreccional o el modelo de las revoluciones de colores.

Un elemento decisivo será el viraje que puedan dar los equipos de Joe Biden desmontando la estrategia de poder dual, así como la disposición de la Unión
Europea de fijar una nueva política y otros objetivos, distintos a los trazados por la administración Trump.

Un obstáculo fuerte para una incorporación masiva a la participación electoral en los procesos venideros es el mantenimiento de la estrategia de poder dual por parte de EEUU y la UE, puesto que debilita las posibilidades de negociación y alimenta las expectativas sobre la viabilidad de un esquema de explosión social y desenlace violento.



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