CAROLA CHÁVEZ /// Chavistamente: Paella con mango
Guaidó
llegó a España y en VOX tragaron grueso. “Tener que sentarse y
sonreírle a un sudaca de nariz sospechosamente ancha y ese tonillo de
piel sucia, solo lo hace un español por petróleo, oro, playas, mujeres,
todo aquello que fue nuestro hasta que el mestizo con ínfulas ese,
llamado Bolívar, nos robó” –Dijo Santiago Abascal a Iván Espinoza, quien
sobreponiéndose a su asco gritó: ¡A por ellos! ¡Santiago y cierra
España!
"Al final de esta paella con mango, lo que sí queda
claro es que hoy nadie en España habla de Guaidó, que pasó por allá y
no pasó nada. Porque es la nada"
Con el Mazo Dando
Con el Mazo Dando
En
el Partido Popular, que no es más que un VOX con disimulo -cada día
menos, por cierto-, también sacaban cuentas: Bancos, telefonía, empresas
eléctricas, hidrológicas, gas, petróleo… tanto, tanto, tanto por
conquistar…
El
PSOE metido en esa camisa de once varas, chacumbelemente, se enreda en
un sí, pero no, pero sí, que no, que sí, que sí, que no; haciendo un
ridículo lamentable que embarra aún más la ya embarrada
institucionalidad del Estado español. Eso es lo que hay.
Y Ciudadanos, bueno, de ellos ni hablar, porque ya no existen.
Allá, donde el delito de sedición es la imputación de moda. Allá donde destituyen a un president
electo porque puso unos lazos amarillos que ansían la libertad y el
regreso a casa de de quienes hicieron un referéndum, para ver si los
catalanes querían seguir siendo parte de España o no. Solo eso…
“¿Solo
eso? Permítame usted que la interrumpa, señora, que no sabe de lo que
habla: ese referéndum no sale en la Constitución. Que ir en contra de la
Constitución es un delito grave, gravísimo y por eso, esos catalanes
separatistas, que más que separatistas son terroristas, deben pagar con
penas ejemplarizantes. Y sí, el rapero que cantó que el Rey es un ladrón
también, y el ladrón del Rey, pues ese no, válgame Dios. ¿Qué clase de
gente primitiva cree que somos, sudaca de mierda?”
Solo
eso. Ni siquiera cerca de lo que hizo la oposición en Venezuela, cuando
realizó un plebiscito -que tampoco está en la Constitución- para
exigirle a la Fuerza Armada que derrocara al Presidente electo Nicolás
Maduro, y que en España fue aplaudido como un acto democrático y
libertario.
En
fin, que en esa España de leyes férreas a conveniencia, recibieron a un
personaje que, de ser español, la justicia de ese país tendría que
desempolvar el garrote vil -que ni tanto polvo debe tener, ya que fue
utilizado hasta 1978- para aplicárselo a ese que pretenden vendernos
como un adalid de la democracia y la libertad.
Todo
fue orgasmos mediáticos mientras Paco y Loles bostezan y cuentan los
centavos que no llegarán a fin de mes, preguntándose ¿quién es ese tipo y
a mi qué me importa?
En
el mismo lugar, Iván Espinoza, de los Espinoza de toda la vida, gente
de bien, cuyo abuelo fue embajador de Franco en la Alemania Nazi -que
uno no puede culpar a los nietos de las cochinadas de sus abuelos, a
menos que el nieto sea igualito de cochino, claro-; Pablo Casado, que
tiene tanto en común con Guaidó ya que ambos fingen ser cosas que no
son: uno presidente y el otro licenciado con un master; y la canciller
del gobierno de Sanchez, que dice que reconoce al títere de Washington,
creyéndose menos títere de Washington él. Todos ocupadísimos en revivir
una braza mojada que jamás encendió.
Pedro
Sánchez, haciendo torpes malabares para parecerle potable a los dueños:
un tipo chévere, con flow, un José María Aznar sin bigote, armando un
expediente contra Venezuela, ya no con la mentira gastada de las armas
de destrucción masiva, sino el cuento de la dictadura violadora de
derechos humanos; pero eso sí, todo progre, porque Pedro recicla los
desechos sólidos, ama a los koalas y apoya al movimiento LGTB. El Gretha
Thumberg de los presidentes europeos, pues.
Pero
no hay malabar que valga. Enrédasele el yoyo a Pedro. El Trifachito
-ahora Bifachito, porque, insisto, Cuidadanos no existe- agarra a Guaidó
como piedra arrojadiza y pretenden montarle una guarimba en plena
Puerta del Sol a Sanchez, porque no tuvo tiempo para recibir a Guaidó,
pero si lo tuvo para ir ese mismo día a los Premios Goya, donde un
montón de artistas “todos maricones, lesbianas, esas cosas enfermas que
son esa gente, van a pedir subvenciones para hacer películas sucias que
atentan contra la España de los españoles muy españoles, de toda la
vida, blancos, decentes, machos, muy machos, ¡cállate y a la cocina,
María, o te doy tu bofetón!“
Y
llegó el avión de Delcy, y en esa España torcida se armó un escándalo,
porque no es posible que en suelo español ponga pie una mujer valiente
que defiende la soberanía de su Patria con inteligencia, valentía y
dignidad; como nadie en el gobierno español sabe defender la suya.
Llegó
Delcy, pisó, y voló, porque eso era todo. Pero no fue todo para los
fachos, que aún cuelgan del cuello de Sánchez para que explique por qué
Delcy pudo aterrizar en Madrid, ”que Sanchez desobedeció a la mismísma
Unión Europea que había sancionado a Delcy Rodríguez, por órdenes de
Trump” – ladran los mismos que ignoran los mandatos de Bruselas sobre
los presos vascos, los desahucios, y las hipotecas leoninas. Todo esto
mientras el gobierno de Sanchez solo puede balbucear excusas, porque él
mismito se acorraló en el desconocimiento, por mandato imperial, de un
gobierno legítimo con el que tiene estrechas relaciones y no las puede
dejar de tener. Lo más loco es que todo esto pasaba mientras nuestro
ministro de turismo, Felix Plasencia, cenaba tranquilamente con el Rey.
Al
final de esta paella con mango, lo que sí queda claro es que hoy nadie
en España habla de Guaidó, que pasó por allá y no pasó nada. Porque es
la nada. En cambio, aún hoy, casi una semana después, escribo con el
ruido de fondo el telediario español donde siguen hablando de Delcy,
quien sin decir ni pío, solo pasandito por ahí, desnudó la inmundicia de
los fachos, la cobardía hipócrita de los tibios y la insignificancia de
quién, con todos los medios, todos los focos, con todo el capital a su
favor, pasa con bombos y platillos y no logra dejar sino hastío.
¡Nosotros venceremos!
CAROLA CHÁVEZ
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