rebelion.org/ Rodolfo Bueno /// Sobre los neocon y el nazismo
Los neocon de Estados Unidos, en el informe “Rebuilding America’s Defenses”, expresan la esperanza de que una catástrofe comparable a la de Pearl Harbor permita a Estados Unidos obtener la hegemonía global.
Todo lo que está pasando en el conflicto entre Rusia y Ucrania, el gobierno ruso lo comprendía desde hace mucho tiempo, sin embargo, tomó la decisión que tomó. Eso quiere decir que para Rusia hubiera sido peor no tomarla.
Previamente, el presidente Biden había advertido que si Rusia invade a Ucrania, EEUU va a aplicar sanciones nunca antes vista por nadie, que van a afectar a todo el pueblo ruso y tendrán consecuencias desastrosas para su sistema financiero, pues sus bancos no podrán operar en dólares.
Pese a ello, el presidente Putin anunció el 24 de febrero de 2022 la decisión de enviar tropas rusas a Ucrania; la misión era destruir a los grupos nazis y desarmar a Ucrania, que últimamente amenazó con fabricar armas nucleares. Fue la respuesta de Rusia a quienes aspiran a la dominación mundial y extendieron las infraestructuras de la OTAN hasta las puertas de Moscú.
Recordó que en 1999 EEUU y la OTAN destruyeron Yugoslavia, llegando incluso a bombardear Belgrado, y arrasaron Afganistán, Irak, Libia y Siria y que los padres, abuelos y bisabuelos, tanto de ucranianos como de rusos, no lucharon contra los ocupantes nazis y defendieron su patria común, la URSS, para permitir que ahora los nazis tomen el poder en Ucrania.
La gran prensa silencia el hecho de que el suministro de armamento letal por parte de la OTAN a Ucrania fue entendido por sus gobernantes como patente de corso, para tomar medidas drásticas y peligrosas y atacar el Donbass, zona habitada por rusos. Vale la pena recordar que al este de Ucrania, a partir del 12 de abril de 2014, se desarrolla “La guerra del Donbass”, enfrentamiento armado que es la reacción al sangriento golpe de Estado de Euromaidán y que condujo a la declaración de independencia de las repúblicas populares de Donetsk y Lugansk.
Rusia había advertido antes que sería reprimido todo intento del gobierno ucraniano de doblegar por la fuerza al Donbass. ¿Podía Rusia permanecer en calma mientras los fascistas de Ucrania masacraban a millones de rusos de Donetsk y Lugansk? ¡No! Tuvo que hacer lo que hizo, reconocer sus independencias, prestarles apoyo militar y económico, sin que le importe el costo político de dar este paso. No hacerlo, hubiera significado permitir que en su frontera se consolidara un régimen nazi, con capacidad de fabricar armas atómicas, y que fueran exterminados los millones de rusos que viven en Ucrania, como ha estado pasado desde hace ocho años.
Que Rusia defienda la vida de los rusos del Donbass fue tomado por el gobierno de Biden como la invasión rusa a Ucrania, y de inmediato impuso sanciones severas contra Rusia, todas ilegales además de inhumanas, porque afectaron a minusválidos y niños inocentes. ¿Qué va a pasar ahora? No se sabe, pues se trata de una declaración de guerra. Es de esperar que Moscú, teniendo en cuenta esta posibilidad, responda con contramedidas efectivas que eviten la Tercera Guerra Mundial.
Según el presidente Putin, a EEUU no le importa la seguridad de Ucrania, su tarea principal es frenar el desarrollo de Rusia e doblegarla para que viva bajo sus reglas. Ucrania es sólo una herramienta para lograr el objetivo de involucrar a Rusia en un conflicto armado, para que la UE endurezca las sanciones ilegales contra Moscú e intente detener el imparable desarrollo científico tecnológico de Rusia que, en muchos campos, les lleva algunos años de ventaja.
Por lo visto, la estrategia global de EE.UU. no ha cambiado. No se debe menospreciar sus amenazas, pero tampoco agigantar sus consecuencias contra Rusia, porque son contraproducentes y están afectando las economías de los que las aplicaron. Las sanciones impuestas a Rusia no significan su aislamiento, afirmó Dmitri Peskov, portavoz del Presidente Putin. “El mundo es demasiado grande como para que EEUU y Europa puedan aislar a un país como Rusia”.
La economía rusa va a ser golpeada, pero sobrevivirá, porque cada vez hay más países que se dan cuenta de que EEUU los intenta usar para promocionar sus propios intereses. Rusia produce energía, factor indispensable para el desarrollo, lo que imposibilita boicotear su comercio, pues compradores, como China, India, Irán… no siguen las órdenes emanadas desde la Casa Blanca, por eso las amenazas de Biden están destinadas al fracaso.
¿Cómo es posible que EEUU y la UE apoyen al gobierno nazi de Ucrania?, surge esta pregunta. La respuesta la da también una pregunta, ¿y por qué no? Desde el nefasto 9/11, el mundo cambió para mal, el poder en Occidente fue tomado por un sector elitista y prepotente, los Neocon, que aspira al dominio mundial y se ha instalado en el seno del poder estadounidense que, para favorecer al Complejo Militar Industrial, despilfarró más de siete billones de dólares en guerras de rapiña y ha conducido al planeta al borde de la sepultura; lo peor es que pretende gobernar como si nada hubiera cambiado, sin arrepentirse de las barrabasadas cometidas.
Para explicar el apoyo de los Neocon a los nazis de Ucrania se debe recordar que Hitler se suicidó el 30 de abril de 1945; se encontraba en un búnker, donde se había refugiado en busca de protección de las tropas soviéticas que, al final de la guerra, lo tenían acorralado durante la batalla por Berlín.
Se pregunta, ¿por qué continuó luchando cuando Alemania sólo reculaba y a partir de la derrota de Kursk había perdido toda iniciativa y las circunstancias del momento le indicaban que no tenía salvación? ¿Qué esperaba, entonces? Que la unidad de los Aliados en su contra se rompiera, pues era inconcebible que esa alianza se mantuviera, porque las raíces ideológicas del nazismo eran mucho más cercanas al capitalismo norteamericano y al imperialismo inglés, que al comunismo, del que los tres eran enemigos acérrimos.
Ese sueño casi se cumple luego de su muerte, cuando se planificó la “Operación Impensable”, el plan británico para atacar a la Unión Soviética. Fue ordenado por Churchill a finales de la Segunda Guerra Mundial y fue desarrollado por las Fuerzas Armadas Británicas; contemplaba “imponer a Rusia la voluntad de Estados Unidos y el Imperio Británico”, contaba con el uso de fuerzas polacas y soldados alemanes, capturados durante la guerra. Churchill ordenó al Ejército Británico apoderarse de armas alemanas para usarlas contra la URSS luego de que Alemania se rindiera. Finalmente, la derrota electoral de Churchill de 1945 y la necesidad de la ayuda soviética a EEUU en el conflicto con Japón enterraron la “Operación Impensable”.
Los neocon, en el informe “Rebuilding America’s Defenses”, expresan la esperanza de que una catástrofe comparable a la de Pearl Harbor permita a Estados Unidos obtener la hegemonía global. Los atentados del 9/11 permitieron que Paul Wolfowitz, Donald Rumsfeld, Victoria Nuland y otros Neocon se sacaran el premio gordo de Navidad. Comenzaron entonces “las guerras sin fin”, en virtud de las cuales Estados Unidos ya no trataría de ganar las guerras, sólo las iniciaría y las prolongaría el mayor tiempo posible; el nuevo objetivo sería destruir las estructuras políticas de los países, blancos de esta estrategia, para privarlos de toda defensa.
En noviembre de 2013, los neocon organizaron el sangriento golpe de Estado de Ucrania. Victoria Nuland fue a Kiev para respaldar a los nazis del Sector de Derecha, que cometieron múltiples actos criminales en Euromaidan, y así resucitó la “Operación Impensable”. Los gobiernos europeos se sumaron a su realización sin que les importe el ¡Fuck the UE!, pronunciado por Victoria Nuland en una conversación con el embajador de Estados Unidos. Finalmente, Victoria Nuland impuso como presidente de Ucrania a Zelinki, un payaso de televisión sin experiencia política.
Desde el retorno de Joe Biden a la Casa Blanca, los neocon controlan todas los resortes del poder estadounidense y su política, igual a la de Hitler, consiste en destruir a Rusia; este es el meollo de la actual crisis y posibilita entender las exigencias de Rusia. Alemania y Francia también son responsables del problema, pues firmaron los Acuerdos de Minsk y no hicieron nada para que Ucrania los cumpla.
Por otra parte, existe la Organización para la Seguridad y la Cooperación en Europa, en la que cincuenta y siete países firmaron una declaración según la cual ningún Estado puede garantizar su seguridad en detrimento de la seguridad de los demás.
También, Rusia reclama por la expansión de la OTAN hacia el Este. Según el Presidente Putin, durante treinta años su país intentó de forma persistente y paciente llegar a un acuerdo, con EEUU y los miembros de la OTAN, sobre los principios de una seguridad igualitaria e indivisible en Europa, pero sólo encontró mentiras cínicas e intentos de presión y chantaje. Esta máquina de guerra no dejado de expandir sus posiciones y se acerca cada vez más a las fronteras rusas. Por eso, Rusia exige la retirada de la OTAN de Europa central y oriental, porque considera que se debe cumplir los tratados que se firmaron. Esto también es parte de la crisis ucraniana, que ojalá termine pronto y bien para todo el planeta.
Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.
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